lunes, 13 de diciembre de 2010

Habituada




Duele la piel no tocada


esparcida


armo y desarmo rompecabezas añejos de papel gastado Ouroboros interminable del consumo pandemia.


No logro recordar


inhalar exhalar


acción involuntaria de golpear fuerte contra el pecho


De pronto me doy cuenta y me encuentro camino al terminal, siendo que hoy día había decidido tomar las escaleras
Luz que esconde obscuridad desintegra

lluvia de harapos

mar de camisetas


Sólo un poco de aire



Quisiera alguien me salve.



duelen las paredes olvidadas

y los dientes carcomidos

Cuál es el sentido

no utilizar lo aprendido


Un estante sellado de libros
pesan las portadas
queman los segundos







2 comentarios:

Anónimo dijo...

muchas veces lo que pesa, a la larga, es lo mismo que te hace volar...eso lo saben los caballos y las ballenas.

sweet.dreams dijo...

que manera de sentirme así en estos minutos, que manera de sentirte viva a través de estos pensamientos y sentimientos.
Y la habituación misma es en sí dolorosa y tediosa, tedio, tedio, el terrible tedio y la horrible habituación, pero a la larga "es por tu bien"

Me siento dopada y no sé si lo que digo hará sentido alguno.
Tengo el cerebro más que dormido.

Un abrazo