martes, 3 de noviembre de 2009

El próximo compás



"...Y se fue silbando bajo,
Yendo para la otra orilla..."


Pliegues e intestinos.
Estábamos volando alto cuando paso el cometa.
Viste? me gritaste con cara de emoción,
Vi, te respondí sonriendo, me hacía feliz verte reír.

Éramos como niños jugando,
levantábamos lentamente las piernas para girar.
Entre descubierto, te veías en mi piel y yo en tus rodillas.

Por qué los ojos se nos volvieron azules?
En algún momento recuerdo miradas serias,
vasos de vidrio rodando sobre el piso.

Ay esta vida. Barcos en alta mar que no se encuentran
Puertos acogedores de higueras por dentro.
Chocan las copas de los marinos.

Comíamos, nos veíamos las espaldas cuando estaban por el piso.

Yo no me olvido

Descubrirte bajo unas mantas
la suavidad de ciertas palabras
Cómo no sonreír al pensar en nuestros comienzos
con mochilas llenas de sueños

Se van las cosas, se deshacen las formas
los castillos que construimos de arena
se vuelven uniformes sin nuestra mirada

esparcidos, perdidos

sólo para descubrir de nuevo, para encontrar nuevos caminos


Tallos de flores en tus manos, rugen
las hojas que pisas deprisa
adiós peregrina de ríos fluviales,
de naves de locos confundidos
adiós miel de oraciones
cinta en movimiento y cabellos elongados

Hasta la próxima escena...



1 comentario:

Anónimo dijo...

Y ahí estaba yo, sentado, esperando lo inesperado, victima incrédula de las labores del destino. solo me pregunto... ¿que tan lejos viajaran los cometas?.

una voz susurra en mi cabeza, la tenebrosa respuesta...