jueves, 11 de septiembre de 2014

Sobre la escritura

"Existen dos tipos de escritores. Aquellos que escriben por la necesidad de expresar lo que se gesta en su interior, como un volcán en erupción, 

no me alcanzan las letras ni la velocidad de la mecanografía para poder decir todo lo que quisiera a la rapidez en la que fluye. Qué tipo de obra sería esa? la que se concretaría en una corrida? esa es la única velocidad que siento se condice con la sensación que me da esta urgencia por escribir. Esa sensación de velocidad conjugada con la del esfuerzo. Dar el mayor esfuerzo para lograr aumentar o al menos mantener el ritmo; dónde el ser se siente un poco al límite, liberando la energía del interior al universo.

dónde las frases articuladas configuran la paz del individuo. 

Siempre me he preguntado por qué el escribir puede resolver los problemas internos. El acto reflexivo, el ordenar las ideas. Por qué el saber nos conforta?
Todo vuelve a la conexión, al entendimiento.

Otro tipo de escritor, es aquel que escribe para crear mundos. Y dentro de este tipo, se encuentra una infinidad de variantes, dependiendo del motivo que movilice las palabras en el escritor.
Hay algunos que se inspiran en agasajar a otros; motivos románticos, entretención de niños, etc.
Otros, los hacen para escaparse y rehuir de la insoportable realidad que los acoge y no los deja ni a sol ni a sombra. En la escritura encuentran un espacio favorable para sus sueños, dónde prosperan los sucesos de la manera en la que a ellos los complace. A veces, simplemente es un pasatiempo, dónde las palabras no son de tanta importancia. Más bien, el uso del tiempo, rodeado de palabras. 
Cabe a destacar, la existencia de aquellos que ocupan ese espacio para la flagelación, tanto de ellos mismos como de otros. En un ejercicio de destruir la incesante continuidad que es el estar vivo. 
Finalmente, mencionar aquellos que escriben para ocultarse. Textos apócrifos para desviar la atención de los rayos resplandecientes. Solo el lector avezado es  capaz de intuir entre líneas, el espíritu burlón de los ocultistas, en los que pareciera se estuviera revelando un secreto, un sentimiento. Este tipo de escritor es en general maestro de la escritura espejo, generando una especie de nidos dónde el lector deposita su ser en ellos y se siente identificado con lo escrito.


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