Escena 1
Al centro se halla una mesa grande que se extiende por todo el escenario. Al extremo izquierdo se ve una se ve a una mujer de edad, morena, de aspecto indígena y al otro extremo un muchacho joven vestido de terno y corbata. El centro de la mesa esta oscuro, creando el efecto de dos espacio separados. Dos luces fuertes alumbrna a los personajes por separado. El dialogo comienza como si estuvieran en la misma habitación, pero separados por una distancia.
Voz en off de mujer: Las palabras se me escapan amargas por la boca.
Señora: Y que hace?
Joven: ( con una especie de suspiro al tomar aire) Espero. ( Mira pensativo) Espero, hace mucho tiempo
Señora: Y le podría preguntar que cosa? no es que yo quiera ser una vieja entrometida, pero siempre me he preguntado cuando veo a las chicas sentadas junto al mar, con sus ojos brillosos pegados al horizonte, que es lo que esperan. Que acaso no sean capaces de ver sus propios reflejos al mirarse al agua.
Joven: Claro que puede preguntar, es más puede esperar una respuesta también. Espero a que ocurra algo supongo. Algo que me diga cuando empezar, cuando esta listo el camino cuando esta despejado el cielo.
Señora: Yo lo veo bien azulito fíjese. (Con un poco de tristeza) Veo, veo tantas cosas. Es increíble la cantidad de cosas que uno logra ver en derepente. Estrellas fugaces veo pocas. Me gustaría ver más de esas. Se adueñan del cielo por un momento, y cruzan fugaces por el firmamento. Será por que cumplen los deseos que se ven tan poco. Para que uno sepa apreciar los que se cumplen. O por que el que los concede es un tacaño y nos da comida de a poco. El muy desgraciado, mantenernos vivos pero con un hambre! ( con cólera en su voz) Me comería mis dedos de los pies si es que no tuviera que seguir caminando.
Señora: (con una risa nerviosa) Las cosas que dice usté. Tan calladita que se ve. Se pone bien arrugada, perdone el improperio.
(La iluminación cambia y se logra ver en ambos extremos de la mesa dos telefonos rojos. Ambos los cogen y siguen conversando.)
Señora: Diga lo que quiera, y no se preocupe por mí. No ve que estoy sola en mi casa de nuevo, ahí las cosas se mueven sin mi consentimiento. Mientras me siga hablando, sentiré que estoy viva, conectada con algo y así no me iré volando lejos donde parece que me quieren en esta casa.
Joven: Cuénteme lo que ve? descríbame el lugar donde esta.
Señora: Bueno, no hay mucho que describir. Es una pieza, estoy yo acá en el escritorio. Me duele la espalda de estar tanto sentada y los saquitos de semillas ya no me ayudan mucho. Más allá hay una cama, grande bien grande, esas de plaza y media, apretaditos caben 3 más un perro. Chico si, pero cabe. Encima del cubrecamas hay una frazada, esta arrugada por que al perro le gusta echarse y revolotearla toda. Se ve como si la hubiesen usado, y me da miedo por que yo no me muevo de aquí de en años y la casa se ve tan usada. Tengo pena, tanta pena. Oiga usté que es joven, ayúdeme por favor, estoy desesperada. Usté que esta a la espera haga algo útil y dígame algo bueno. No ve que a mí ya se me escaparon las ideas. No se que me pasa oh, es como si estuviera seca. Será que habré tomado demasiado sol. Tan porfía yo, y mi mama dale que me pusiera a la sombra, pero si el sol no me alumbraba como iba a saber como era mi cuerpo, como iba a saber de que color era mi cara. Pero mi mamá, hecha a la antigua, era de esas que se escabullían hasta de si mismas. No haber salido nunca al sol, se imagina usté eso hoy en día? Vivir en la oscuridad. Será fácil? no se yo la respuesta. En veces digo, no hay quien sepa como es uno, entonces no hay contratos que cumplir. Hay silencio, una enormidad de silencio. Y uno esta solo, junto con gente pero solo, por que la sombra lo único que hace es observar. Mira, esta todo el rato mirando, en derepente sabe hablar, pero prefiere el silencio, prefiere no intervenir y ver cual es el curso que toman las cosas. Oiga, pero no me deje hablando sola pue, oiga. ( Con un poco de enojo) Oiga! esta o no? parece que se corto esta cosa. Oiga!
Joven: Señora! No grite tanto, ve que no me oye cuando le respondo. Si estoy aquí, no se preocupe. Si estoy aquí y por harto rato más, así que no se desespere. Nos queda pa´ rato fíjese, a usté y a mi, harto rato de espera nos queda. No somos los únicos tampoco, asi que no se sienta tan sola. Ahora, sigame contando, que la escucho fuerte y claro.