martes, 30 de septiembre de 2008

Sueños que se transforman en rocas.



Brotan de mi boca palabras
todavia inmaduras de pensamiento

La espuma cae por la abertura
En cataratas abiertas de perlas pesadas
El brillo ostentable pesa en el escote de las jovenes damas.

He hablado de castillos y de caballeros también.
De espejos retrovisores y formas moldes para sentir con el corazón.
Que ha ocurrido con la chispa divina en tus ojos,
fauno perdido?
La bondad hemos arrojado por ríos
La hemos devuelto al bosque
y hemos de estar felices
nos falta poco para llegar a la solidez máxima
A la única forma en que seremos eternos,
rodando como rocas.

Rocas que sedimentan unas sobre otras
Rocas que recuerdan,
que se erosionan.
Sintamos todos juntos el peso de nuestras rocas,
carguemos las de otros y aumentemos nuestro jolgorio.

Tontas las aves que se elevan por los cielos,
aquellas no conocen el sabor de la piedra ni la gloria de su peso.

Granito de desayuno, con leche, con agua, frio o caliente
Crujiente arena en nuestra boca, se deshace
para nutrir los poros sellándolos,
impidiendo la perdida de cualquier gota, liquido interno
Atesórate persona intrépida.
Pronto rodaremos como rocas, hasta entonces


nos veremos,

Eternamente sólidos...

domingo, 28 de septiembre de 2008

Autoretrato I


Pinto lo que veo,
Mi rostro que debería ser color rosa
bajo esta sombra un tono verdoso se asoma
Mi piel debería ser rosa, es rosa!
Es lo que le enseñaron a mi padre y es lo que aprendí yo.
Mas mi piel se ve tan verde bajo esta luz.
Entonces habré de pintarla rosa o verde? Habré de violar mis enseñanzas recibidas o perpetuarlas?
No conozco el sabor de la verdad, ¿como habré de reconocerla?

Veo como lentamente mis pies se enroscan perdiendo su
usual forma
Giran incansables los recuerdos de mi cuerpo
A pesar de que lo conozco, escoger mi piel no de color rosa

Me llevo a otro plano.

Ahora me encuentro frente a un nuevo cuerpo.
Para conocer algo nuevo, se debe ser cauteloso.
Observar lo más posible, sin ser observado

Es extraño no reconocer el olor propio
Materiales que no se mezclan, a eso huelo. A aceite y blanco, mucho blanco.
Es extraño aprender cosas nuevas.
Volver a aprender la humedad de mi cuerpo, de su interior cavernoso y oscuro.
La oscuridad que tanto temor me da es la reina de mis adentros.


Te he dejado ir, en un barco hacia alta mar donde van a morir todas mis pesadumbres.
Te fui a despedir aquel día con un pañuelo blanco, a cortar las anclas que me unen a ti desde antaño, por regalo hereditario. No sonreías, no parecías triste.



Estoy sola frente el mundo,
ahora que
mi piel no es rosa,
y que mis pies se enroscan.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Eco



Escena 1


Al centro se halla una mesa grande que se extiende por todo el escenario. Al extremo izquierdo se ve una se ve a una mujer de edad, morena, de aspecto indígena y al otro extremo un muchacho joven vestido de terno y corbata. El centro de la mesa esta oscuro, creando el efecto de dos espacio separados. Dos luces fuertes alumbrna a los personajes por separado. El dialogo comienza como si estuvieran en la misma habitación, pero separados por una distancia.

Voz en off de mujer: Las palabras se me escapan amargas por la boca.

Señora: Y que hace?


Joven: ( con una especie de suspiro al tomar aire) Espero. ( Mira pensativo) Espero, hace mucho tiempo


Señora: Y le podría preguntar que cosa? no es que yo quiera ser una vieja entrometida, pero siempre me he preguntado cuando veo a las chicas sentadas junto al mar, con sus ojos brillosos pegados al horizonte, que es lo que esperan. Que acaso no sean capaces de ver sus propios reflejos al mirarse al agua.


Joven: Claro que puede preguntar, es más puede esperar una respuesta también. Espero a que ocurra algo supongo. Algo que me diga cuando empezar, cuando esta listo el camino cuando esta despejado el cielo.


Señora: Yo lo veo bien azulito fíjese. (Con un poco de tristeza) Veo, veo tantas cosas. Es increíble la cantidad de cosas que uno logra ver en derepente. Estrellas fugaces veo pocas. Me gustaría ver más de esas. Se adueñan del cielo por un momento, y cruzan fugaces por el firmamento. Será por que cumplen los deseos que se ven tan poco. Para que uno sepa apreciar los que se cumplen. O por que el que los concede es un tacaño y nos da comida de a poco. El muy desgraciado, mantenernos vivos pero con un hambre! ( con cólera en su voz) Me comería mis dedos de los pies si es que no tuviera que seguir caminando.


Señora: (con una risa nerviosa) Las cosas que dice usté. Tan calladita que se ve. Se pone bien arrugada, perdone el improperio.

(La iluminación cambia y se logra ver en ambos extremos de la mesa dos telefonos rojos. Ambos los cogen y siguen conversando.)

Señora: Diga lo que quiera, y no se preocupe por mí. No ve que estoy sola en mi casa de nuevo, ahí las cosas se mueven sin mi consentimiento. Mientras me siga hablando, sentiré que estoy viva, conectada con algo y así no me iré volando lejos donde parece que me quieren en esta casa.


Joven: Cuénteme lo que ve? descríbame el lugar donde esta.


Señora: Bueno, no hay mucho que describir. Es una pieza, estoy yo acá en el escritorio. Me duele la espalda de estar tanto sentada y los saquitos de semillas ya no me ayudan mucho. Más allá hay una cama, grande bien grande, esas de plaza y media, apretaditos caben 3 más un perro. Chico si, pero cabe. Encima del cubrecamas hay una frazada, esta arrugada por que al perro le gusta echarse y revolotearla toda. Se ve como si la hubiesen usado, y me da miedo por que yo no me muevo de aquí de en años y la casa se ve tan usada. Tengo pena, tanta pena. Oiga usté que es joven, ayúdeme por favor, estoy desesperada. Usté que esta a la espera haga algo útil y dígame algo bueno. No ve que a mí ya se me escaparon las ideas. No se que me pasa oh, es como si estuviera seca. Será que habré tomado demasiado sol. Tan porfía yo, y mi mama dale que me pusiera a la sombra, pero si el sol no me alumbraba como iba a saber como era mi cuerpo, como iba a saber de que color era mi cara. Pero mi mamá, hecha a la antigua, era de esas que se escabullían hasta de si mismas. No haber salido nunca al sol, se imagina usté eso hoy en día? Vivir en la oscuridad. Será fácil? no se yo la respuesta. En veces digo, no hay quien sepa como es uno, entonces no hay contratos que cumplir. Hay silencio, una enormidad de silencio. Y uno esta solo, junto con gente pero solo, por que la sombra lo único que hace es observar. Mira, esta todo el rato mirando, en derepente sabe hablar, pero prefiere el silencio, prefiere no intervenir y ver cual es el curso que toman las cosas. Oiga, pero no me deje hablando sola pue, oiga. ( Con un poco de enojo) Oiga! esta o no? parece que se corto esta cosa. Oiga!

Joven: Señora! No grite tanto, ve que no me oye cuando le respondo. Si estoy aquí, no se preocupe. Si estoy aquí y por harto rato más, así que no se desespere. Nos queda pa´ rato fíjese, a usté y a mi, harto rato de espera nos queda. No somos los únicos tampoco, asi que no se sienta tan sola. Ahora, sigame contando, que la escucho fuerte y claro.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Frente al espejo


Escena 2

La escena transcurre en la oscuridad con una especie de pequeño escenario en el centro, fuertemente iluminado donde se ven dos hombres ambos con vestimenta impecables, de caras muy serias. Uno es alto, y flaco mientras que el otro es una especie de enano. Los personajes muestran un esfuerzo desmesurado por hacer su dialogo algo totalmente solemne. A medida que prosigue el dialogo, este se vuelve una especie de sketch con lo que su postura forzada comienza a desaparecer y a pesar de sus supuestas finas ropas se vuelven dos simplones de por ahí.

Hombre alto: (hablando al vació) Me dan risas tus palabras, eres tan ridícula a veces. Siempre he pensado en la ridiculez como el miedo a la vergüenza, pero tu ridiculez dista mucho de esa definición, tu ridiculez radica en lo impulsivo, en las ganas de tener ganas. De la sensación de no tener nada que perder. Todo depende del observador claro, algunos dirán, pierde? lo pierde todo, su dignidad ( haciendo un ademán con su rostro como si la dignidad fuese lo mas importante) . Su amor propio lo lanza como ceniza al viento…

Enano: (interrumpiendo) No! arena, por que lo de adentro pesa y va cayendo al suelo dejando un rastro.

Hombre alto: Arena, y se pierden las formas ya no se sabe lo que es, y te hallas planchándole la camisa a un guatón hediondo o vendiéndote en la calle

Enano: ¡Barata mas encima! Si esta bien estar cagada pero algo de amor propio queda, ¿no?

Hombre alto: ¿Otros dirán pierde? ¿Que va a perder? y comienza el discurso feminista antimachista sobre como para el hombre el amor, perdón quise decir el amar, es un juego deportivo de un continuo "tasamiento". Así es señores ( mueve los brazos como para llamar la atención de masas) acabo de revelar la palabra secreta! El tasar, por favor sr.bajito explíquenos, en que consiste esta entretenida palabra.

Enano: (aclarando su garganta, tratando de hacer su voz lo mas grave posible) Bueno, (vuelve a aclarar la garganta) el tasar viene del latín ( con voz extremadamente cuica) taxare, que consiste en el acto de estimar por parte de un profesional, el precio de una determinada mercancía según nuestra fuente, wikcionario.

Hombre alto: Muy bien, como queda explicitado por las sabias palabras del señor bajito, podemos ver su significado. El mundo esta lleno de mercancías, unas buenas y otras mejores y como dijo nuestro queridísimo amigo Mempo cuando se decide algo, también se esta descartando otra cosa, por lo que se debe entender la importancia de esa balanza magnifica que es el tasar. O tal vez los cocos. Eso no es algo que esta muy claro, quiero decir cual es la verdadera balanza, tal vez todo se resuma a esas dos pequeñas (El enano le lanza una mirada furtiva y con cara de no querer ofender a nadie) o bueno a veces grandes, bolas escondidas. Que mas puedo agregar (El enano vuelve a mirarle insistentemente) ¿Qué? (Este le jala los pantalones) Ah! Claro, yo hablaba sobre ti que no pierdes nada, claro, que torpe, termine hablando de cosas que no tienes. Emm, en que estábamos, claro que depende del ojo del observador, si es que pierdes o no, si te consideras de tal forma o de la otra, en realidad es una cuestión de valores, de moral (El enano asienta con su cabeza como si el hombre alto hubiese dicho todo lo que el quería oír). Creo que eso es todo, lo que puedo decir. Ahora si no hay nadie que se oponga, luego de esta magnifiquisima argumentación, si me permiten tal egocentrismo (El enano aplaude entusiastamente) el ena.. quiero decir el señor bajito, puede besar a la novia.

(De la oscuridad aparece una mujer muy sofisticada con traje blanco. Toma al enano con sus manos y lo besa. Este al ser dejado en el piso salta de felicidad y deja el escenario).

Hombre alto: (Se acerca a la novia, observa sus ojos con un brillo en los suyos y le susurra al odio) Eres sumamente ridícula, pero eternamente entretenida. (La novia lo mira languida y sonriente, le toma el brazo y caminan, ambos mirandose a los ojos hasta desaparecer de la escena)


lunes, 1 de septiembre de 2008

Predicando en campo ajeno


Quisiera tomar tu mano y llevarte algún lugar lejos
escondidos de nuestras realidades, tal vez a la infancia.
¿Que palabras hubiésemos cruzado? ¿Que silencios hubiésemos reservado?
Tus ojos de niños quisiera encontrar, creo haberlos visto, dulces, juguetear.

El peso del aire nos distancia

Quisiera que te arrodillaras en el suelo
que ladees tu cabeza, y sobre tu oído verter una impresionante cantidad de agua.
Quisiera introducir en tu cuerpo el placer de navegar.
Que te mojes la cara, que te tiemble el cuerpo con cada oleada.
Que tú pelo este salobre envuelto en mi cama.


Como rompiendo un huevo: Mis palabras se fabrican en mi patio trasero, parecen llenas de amor. Tal vez ni eso tengo para ofrecerte. Solo una ilusión de lo que fue el presente.
Sólo unas migajas inseguras, que a falta de persistencia, son limpiadas hacia el suelo. Sólo la llama de calmar tu fuego.


Quisiera que te dieras cuenta

de que ni yo se lo que quiero

Quisiera que pudieses ver

que no hay nada entre nosotros, salvo nuestros deseos