miércoles, 24 de junio de 2009

Atadura inerte



"Ríos y montañas atravesados
perdido el rumbo de mi sentido
viendo cristales al revés
tus manos opacan mis pensamientos
las veo posadas sobre la ventana
y de pronto pierdo toda determinación posible
de dejarte, matarte de un grito
Hay algo amargo en tu pelo Alicia, una fragancia que obnubila
Eres una flor carente de dulzura, pero tan bella..."

-Coleman se va de la ciudad. No sé cuál es el camino más sabio. Tal vez permanecer, esta situación podría terminar pronto. Por otra parte, de extenderse, realmente no sé cómo nos mantendríamos. Es una situación compleja, se me hace todo tan gris. El clima, las personas, la industria que pulula sus gases nocturnos cubriendo en silencio los edificios. La ciudad se ha vuelto cada día más opaca-Las ventanas están mojadas, Elza juega con sus dedos sobre ellas. De pronto algo capta su atención- Elza te estoy hablando. Podrías por favor dejar de mirar por la ventana.

-Mira! es Alberto. Algo nubla su mente, lo veo por la forma en que camina. Te conté sobre su...

-Aaah Alberto! ya se todo lo que hay que saber sobre Alberto. Qué fue abandonado cuando niño, que nadie nunca lo quiso, que lo atropellaron cuando mozo y que no tiene dónde caerse muerto. Elza, te estoy hablando de nuestro futuro, de lo que está ocurriendo en el país. Una decisión mal tomada y nos quedaríamos en la calle, y la única vez que abres la boca en todo este rato es para hablar sobre Alberto- lanza un bufido. Intenta ignorar su enojo y sigue su exposición como si nunca hubiese sido interrumpido- Mira, quizás tengamos mejores posibilidades en el sur. Tengo una tía que no está en mejores condiciones que nosotros, pero estoy seguro que podrá recibirnos por un tiempo. Tendrás una playa muy cerca y mucho bosque cómo te gusta. Podrías retomar los versos, salir a perderte en la niebla.

-Algo está mal, creo que bajaré a ver que le pasa.

-Elza! estamos hablando de nosotros, si te vas, te juro que...

Parada frente a el, lo mira directamente a los ojos. En su cara, una expresión vaga se expande casi insultante, como si estuviera colgando su brazo de las manecillas del tranvía, aparentemente sin estar observando nada en particular. Octavio queda en silencio.
Elza se dirige hacia la puerta, tras coger sus guantes y abrigo. Sale y la pieza de pronto se llena de humo. Octavio se ubica sentado en una esquina de la cama.

-Ríos y montañas.

Se acerca a la ventana y observa a Elza cruzar la calle, sonríe ampliamente a Alberto y comienzan a conversar en la berma. Alberto hace un ademán indicando una cafetería ubicada justo a unos pasos de donde se sitúan. Elza le toma el brazo y se va con el.

-Fragancia que obnubila.

Prende una vela y se sienta frente al escritorio. Escribe durante largas horas.

" Alicia era la mujer más bella. No tiene sentido indicar de que ciudad, seguramente era la más bella de todo el condado. Su pelo era fino, de un dorado silencioso, como un trigal que crece tímido bajo un sol invernal. Tenía una mirada femenina, pero profundamente penetrante. Su sonrisa llena de luz. Se sabía de algunos hombres que se desvivían por ella, hasta por su recuerdo. Así de profunda era su huella. Yo la tuve. Una vez, fue mía."
Se queda pensativo. Mira a su alrededor y se pregunta de dónde vendrá todo ese humo que lo rodea-Serán mis pensamientos nublados?. Toma un vaso vacío y hace como si de sus dedos colgara un cigarro.
"Ella no huye. No le teme a nada. Sigue conmigo, a pesar de que ya no me ama. Y lo sé, lo sé hace mucho tiempo. Pero cómo aceptar perderla. No! Me rehúso. Moriré con ella si es necesario, yo sé que ella se dejaría morir por mis manos. Es un misterio, el que no se vaya, el que no me deje. Nunca me habla, pero vuelve todos los días al pequeño hueco de lo que solía ser nuestra cama. Y es tan amarga. Vaga por las calles con diferentes hombres, la he visto besarse en el callejón de enfrente. Es lo más cerca que he estado de ver su cuerpo en el último tiempo. Una mano gruesa tocándole su muslo alzado. Ah, Alicia, cuando esos muslos solían pertenecerme, y yo me deshacía mordiéndolos, lamiéndolos hasta no dejar ninguna superficie sin mi saliva. Y ahora, otras manos te besan, otros labios te suspiran. Te ataría a la puerta, te azotaría por cada silencio. Sé que no serviría de nada, nada que haga te hace reaccionar. Mi presencia has logrado ignorarla demasiado bien. Ya no recuerdo bien cual es el sentido de todo esto. Cada día me encuentro más enajenado de mi."
Toma otro sorbo de su brebaje imaginario, "bota" un poco de ceniza y se sonríe al leer lo escrito. Un pequeño triunfo de oraciones. Se sonríe, a la vez sintiéndose un poco patético. Escribir lo hacía sentir tan lleno, el contar historias, transformar pasajes cotidianos a cantos, que en las mentes ajenas se desenvolverían como imágenes. Ser el fugaz dueño de las mentes que leerían sus líneas, que imaginarían a una mujer hermosa y su cara vacía.
"Una honda soledad me despoja de todo cuanto podría llamar mío, dejandome vestido solo de mis pensamientos. Imaginación que expandida, cubre mi cuerpo de un humo denso. Haciendome olvidar los límites; convirtiéndome en un silencioso observador de flores amargas".

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