lunes, 17 de agosto de 2009

Aurora Boreal




En el circo, Marco, que se hace llamar Silencio, observa a María. No hay más personas. En el costado, cerca de las gradas, un potente foco ilumina el sector. Esa misma luz se difunde por toda la carpa, dejando vislumbrar todo el lugar con cierta nitidez.


-Tu ego es como ingresar a una boca de lobo, alta, llena de ecos y pestañas.

-Mi ego. No pensé que quisieras hablar de mi ego. Cómo saber la cantidad de luz que reside en él? Acaso existe algún ego que sea luminoso?

-(Toma una cuerda que cuelga del techo y comienza a girar lentamente alrededor de esta) No te parece entretenido? Que los egos existan. Como si tuvieran vida propia. Una vida dentro de nuestra existencia. "Por añadidura de ser humano, viven millones de ideas". El mundo abstracto que avanza en silencio. Algo que carece de presencia material, que puede desaparecer en cualquier momento. Definitivamente liviano, a la deriva del viento. Cómo serán los pensamientos de la tierra? Nacido de raíces y piedras.

-Ven (estirando su gruesa mano), toma mi mano. Salgamos de esta carpa hacia la aurora boreal. Tu cuerpo y el mío fundidos.(Susurrando al oído) Será como morir en sueños.

-( Rehuyendo la mirada se sienta en el suelo, tomando sus rodillas con las manos) No quiero salir. A veces pienso que solo existimos por un segundo, yo ahora existo. Vivo, respiro y aun que tu no logres ver, tengo un pasado. (Sus ojos se tornan llorosos) He nacido de algún lugar, historias, aromas. No soportaría el dolor de salir y desaparecer, como las ideas abstractas, las que nadie nunca sabrá si existieron de verdad.

-(Se agacha lentamente, quedando apoyado solo con la parte anterior de sus pies) Incluso peor, las que probablemente nunca nadie sabrá que existieron (Se para y deambula por el centro de la carpa como si estuviera hablando solo). En la noche, me siento en mi alcoba y observo en silencio. La luz de la calle entra por mi ventana y me permite iluminarme un poco el rostro. Escucho los suspiros de mis vecinos, sus televisores encendidos. Perros que lejanos se ladran unos a otros. A veces leo poesía. Pienso, pienso, escribo mis reflexiones sobre el mundo en libretas escondidas. Me esmero día a día en llegar a la objetividad, en desbaratar todas las emociones. Yo también existo ahora. También he nacido de alguna madre, historias y aromas. ( Dirigiendose a María) Cómo podrías saber mis adentros?

-Hablas como si estuviéramos condenados a una soledad impostergable. Vacía en principio, con la máxima aspiración a la falsa compañía. El hombre que nunca logra conectarse.

-Ese soy yo. El que no logra salir de la boca hacia adelante (Le alza la mano, ella se la toma y comienzas a caminar).

-Yo pienso más en sistemas. En piezas de engranaje que encajan unas con otras. Es inevitable que al fraccionar encontremos identidad. Aun que es cierto, hay partes que nunca se revelan. La interioridad.

-(Se detienen) Qué haremos, entonces? mujer que teme salir del espectáculo muerto. Mirarnos las caras?

-Acaso no te basta? Tal vez hay cosas que ni en mil años de observarnos lograríamos encontrar.

-(Caminando lentamente hacia el centro de la carpa, donde ahora hay dos sillas blancas iluminadas por el mismo foco que anteriormente apuntaba al sector de las gradas)Mil años de mirarse a la cara! Sería como vivir del reflejo del otro. Luego de mil años de seguro olvidaría como luce mi rostro. Solo podría saber del mundo a partir de tus expresiones ( Hace un ademán con la mano ofreciendo a María una silla. María se mantiene inmóvil detrás de una. El se sienta lentamente).

- (Rodea la silla y se sienta, quedando ambos de frente) Mil años, Silencio. Espero no te aburras de mirarme a la cara.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me recuerda mucho a un corto que vi una vez.....