La micro se fue adentrando hacia la cordillera en línea recta
ya nacía un otoño tardío
un sutil aceite de hojas en amarillo
Los pasajeros se mecían lento, inadvertidos
Brotaba de mi pecho un dolor en forma de leche
Llovía desde algún lugar de altura
Al fin y los al cabos
Los comenzares
y nuestro final,
que continua después de cualquier atardecer
Que se perpetua de aquí hacia los costados
para siempre
sea como sea con las líneas rectas
y las micros hacia la cordillera
La resonancia de las palabras, las dichas a conciencia y por mero impulso
Depositando una gota más adentro y dedicarte tiempo Formando parte del colectivo de memorias Me siento en la parte alta y oculto la mirada, ha sido una larga semana
La micro se adentra hacia la cordillera en línea recta el verano comienza a olvidar Me apoyo en la ventana, ojos melancólicos y algunas cartas por enviar y los pájaros que dormidos se mecen y se van
Te recuerdo
En forma de audio y de texto
Nuestro nido de pétalos
y tu mano disolviendose en mi pecho
3 comentarios:
Agachadas la cabeza para la triunfal pronunciación del magnificente Kuhen.
-Hablando de ser autobiográficos...
Palabra del Kuhen, A-lavado sea El.
alcachofo se aparece tras la hamaca sonora(o la banda sonora), mira los canes en miniatura, y usando su mano de amplificador, cuidando cada decibel, masculla:
- hablando de amor... hablando de ti, de nosotros. A-lavada seas tú, tremenda y gigante, a-lavada sea tu existencia llena... completa, rebosante.
Y shium, él se esconde. Nadie sabe. Excepto el can de manchita en el trasero. El único, el elegido. Él sí que sabe. Es más, pega un pequeño saltito que lo deja ahí mismo. Para no generar sospechas. Para seguir siendo un can simplemente, uno en miniatura.
Alcachofo se funde con el verde circundante, avanza. Recorre todas las esquinas. Kuhen cierra sus ojos en una mesa de vidrio, y descansa y respira y graba con pequeños botones chinos su existencia japonesa. La hermosura del silencio, piensan al unísono sin saberlo. Y él ama tanto. Y ella tanto que ama.
Al lado los bomberos, los chicos buenos, se ríen de algún incendio ridículo. Acá, aquí, por estos lados, una cabeza de lado, una sonrisa inclinada a la derecha baña de calma la inquietud de las almas.
Todo sigue bien. Mejor que bien, como susurra alcachofo antes de partir. Y así, después de acariciar el lomo del perro fibroso, que lo despide con un salto de conejo eufórico, un par de hojitas alcachoferas quedan cerca de la reja. El perro fibroso usa sus músculos para hacerlas desaparecer varios metros bajo tierra.
El único que sabe de esto, obviamente, es el can de manchita en el trasero. Él siempre sabe todo. Pero es tan discreto como pechito hinchado. Otra de las criaturas que habitan aquel jardín, y algunos balcones lejanos.
No sé mucho sobre poemas (o cuentos), pero me gustó este por sobre muchos otros. Tiene más ritmo.
Saluos y sigue escribiendo que teni pasta de chef
Publicar un comentario