“...y es tan delicado, el momento en que te vuelves de color.”
Surge de la nada, de un momento a otro
Sentada en la mesa escuchando a la que me antecede hablar de tradición,
cuando me quedo mirando los edificios y sus formas.
Tu rostro como un relámpago
sin saber muy bien donde caerá
Las cosas que pasan de la mano del tiempo,
de su fluir concreto
Como una curva llena de obsequios,
regándolos a nuestro alrededor
a nuestro alcance
Con las manos estiradas
Me hace pensar en piñatas,
los niños que se apartan y sus manos empuñadas
En los que se vuelven locos
corriendo hacia lo dulce,
en los que se tornan agresivos o avaros,
y en los que disfrutan sin saborear
por el mero hecho de sonreír a los demás.
Estoy tan agradecida del sitio donde guardo mis recuerdos
poder frente a cualquier estímulo
hacerte aparecer nítido
con tus labios y ojos desiguales
Y el pecho se me incinera
como el otoño que brota sangriento
encendiendo las calles
pacificando amarillo
Imaginación que se expande hasta los recodos de la inexistencia
Y el aire que cada vez que ingresa,
me llena,
Y que sea ese mismo aire el que nos mate
El que libera,
desintegra.
Será que van de la mano
Que nos creamos y destrozamos
Segundos que duran los instantes
Cada día me lo digo antes de despertar
Hoy día me voy a morir.
Y es como nacer con una biblia ya escrita.
fosilizada en el escondite
Nacida a los 20 años
Recuerdos incorporados
Y me vuelvo cada vez más pequeña
mas mis ojos que disminuyen a la inversa
"Para mirarte mejor"
Tal vez algún día logre ver enormes distancias
Y me estés saludando desde tu balcón
Junto a una japón de mentiras,
árboles que paran paltas,
y niños que se transforman en gatos al llorar.
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