martes, 30 de diciembre de 2008

Entre las manos



"Entre las manos te llevo, oculto.
Disfrazado de palma, dedos y uñas..."

Se detuvo de pronto y se olió las manos, en ellas todavía quedaba un poco de su olor. Olor a cansancio, de viajes interminables y peso sobre los hombros. De sol que alumbra desde lo alto y tierra seca. Era el olor de un hombre, su hombre.

Su sexo todavía húmedo la hacia sentir bien, la mantenía en una especie de gozo interior. Al comienzo, solo olía la punta de sus dedos, de manera tímida, como una niña que juega a adivinar. Cerró los ojos para concentrarse mejor y un intenso deseo de estar impregnada de esa fragancia la hizo adentrarse en su palma, hasta quedar con su rostro, cubierto por completo. Era como si de pronto ya no fuera su mano, si no que la mano de él, quien se desviaba de sus atareados días para tocarla. Extendida, acariciaba su frente firmemente con las yemas , para luego, comenzar a descender lentamente, apreciando el montículo de su nariz finalizando en sus labios. Sus jugosos labios, que se entreabrían de manera delicada e inconsciente, respirando entrecortado, como si escaseara el aire. Con su dedo anular circundó el borde interno de su boca, mojándolo de saliva. Deslizo su dedo índice por el fino borde y se mordió tierna pero profundamente a la altura del nudillo. Retiro su boca y se quedó así, suspendida por un momento.

Abrió los ojos como si se hubiese quedado profundamente dormida, sintiéndose un poco desorientada. Miro a su alrededor y se alegró de saber que nadie la miraba. Hacía un día esplendoroso, un sol brillante y un viento que refrescaba y hacía brillar aún más, la bella ciudad. Tomo sus lentes de sol y se cubrió los ojos. Llevaba sexo en su mirada y no quería tentar a ningún porteño más que al suyo. Al de olor de sal y de bosques sureños. A Tiuque que planea solitario entre sueños.

No hay comentarios: